La primera colección femenina de Jack McCollough y Lázaro Hernández como directores creativos de Loewe marca un momento decisivo en la historia de la casa española. Tras la era de Jonathan Anderson, conocida por su osada reinterpretación de la artesanía y el minimalismo contemporáneo, McCollough y Hernández aportan una perspectiva fresca que combina una narrativa visual directa con la sofisticación inherente a Loewe. Su debut no solo concede un nuevo papel a la silueta femenina, sino que otorga un nuevo significado a la relación entre color, arte y moda dentro de la marca.
La inspiración artística: Ellsworth Kelly y el Poder del Color


En pleno centro de la colección encontramos una obra del artista Ellsworth Kelly, Panel Amarillo con Curva Roja (1989). Las formas y los contrastes de color transmiten una energía que los diseñadores trasladan al vestuario a través de amarillos intensos, rojos profundos y unas combinaciones de colores primarios que irradian una sensualidad vibrante y audaz. Este enfoque refleja un entendimiento íntimo de la conexión histórica de Loewe con la cultura, el arte y la artesanía españolas, un terreno que Anderson también exploró, pero con una paleta más sobria y composiciones minimalistas. McCollough y Hernández optan por la confrontación del color y la geometría para generar un efecto visual inmediato y contemporáneo.
Siluetas y texturas: Del arte al vestir


Los elementos de la colección despliegan un atrevido diálogo entre ropa de exterior, prendas deportivas y piezas estructuradas. Parkas, anoraks y camisetas de tirantes se combinan con minivestidos y pantalones cortos que transmiten dinamismo, mientras que chaquetas esculturales con costuras ocultas dan una nueva forma a la silueta femenina. La marroquinería, otro pilar de Loewe, se reafirma con reinterpretaciones como el Amazona 180, que mantiene la esencia del icono mientras introduce una actitud relajada y contemporánea.
En comparación con la era Anderson, donde la simplicidad de las líneas y la funcionalidad de las piezas dominaban, McCollough y Hernández apuestan por la teatralidad del color y la experimentación con texturas, generando una sensación de optimismo y libertad creativa. Esta decisión estratégica no solo comunica una evolución estética, sino que también proyecta la capacidad de Loewe para adaptarse a las nuevas generaciones de consumidores sin perder su verdadero ADN.
Una marca que evoluciona sin perder su identidad


El cambio en la dirección creativa de Loewe no puede leerse únicamente como un ejercicio meramente estético. La marca, con casi dos siglos de historia, busca equilibrar la herencia con la innovación, consolidando su posición en el competitivo mercado de lujo global. McCollough y Hernández enfatizan la narrativa de Loewe como un puente entre la tradición artesanal española y la modernidad internacional, utilizando la moda como un vehículo para construir un storytelling cultural sólido.
Este enfoque tiene implicaciones de carácter estratégico ya que posiciona a Loewe como una casa que no teme desafiar las expectativas, fortaleciendo su relación tanto con los coleccionistas, como con la prensa especializada y, sobre todo, con los consumidores jóvenes que valoran la creatividad y la autenticidad. En un panorama donde las casas de lujo compiten por la relevancia y la conexión cultural, esta colección de primavera-verano se convierte en un manifiesto de la nueva era de la marca.
Nuestra reflexión final
La colección femenina de Loewe bajo McCollough y Hernández simboliza un renacimiento creativo que combina elegancia y un profundo respeto por la tradición. Mientras Jonathan Anderson cimentó la identidad moderna de la marca con una estética sobria y experimental, los nuevos directores creativos amplían el vocabulario visual de Loewe, integrando color, arte y siluetas dinámicas de manera cohesionada.
El resultado es una propuesta que no solo rinde homenaje a la herencia y la artesanía de la casa, sino que proyecta un futuro donde Loewe se sitúa como un referente de innovación y creatividad en la moda de lujo española y a nivel global. La energía radiante de la colección invita a profesionales y amantes del sector a reconsiderar el potencial de la marca como plataforma cultural, más allá de la simple creación de prendas.







