Educación

Tendencias en Educación que obligan a repensar cómo enseñamos.

El ámbito de la educación debe repensar no sólo lo que enseña sino el modo en el que esa enseñanza debe impartirse de acuerdo a las exigencias de un mundo que está cambiando como nunca lo había hecho hasta ahora.

El mundo está cambiando profundamente al ritmo que marca la nueva era de digitalización. Las Nuevas Tecnologías requieren de una serie de habilidades que deben aprenderse desde edades tempranas en una sociedad que hace mucho dejó atrás la idea del “trabajo de por vida”.

Nuestros hijos deben adquirir las habilidades necesarias que faciliten el proceso de adaptación a esa evolución social, económica y tecnológica a través de modelos educativos que poco o nada tienen que ver con los que utilizaron las generaciones anteriores.

Por tanto, no sólo necesitamos cambiar los contenidos de la enseñanza tradicional sino que además el modo en el que se transmite ese conocimiento también debe sufrir una profunda metamorfosis, una remodelación que se ajuste mejor a las nuevas formas de entender la sociedad en la que vivimos y nos desarrollamos personal y profesionalmente.

Debemos cambiar lo que se enseña.

Probablemente resulte familiar la expresión de que “muchos de los trabajos a los que optarán nuestros hijos en el futuro todavía no existen”. Esto es buena muestra de la velocidad vertiginosa a la que cambia el mundo en el que vivimos, una velocidad que seguirá aumentando al ritmo que dicten las Nuevas Tecnologías y, por tanto, no hay que perder ni un minuto en analizar qué contenidos debe incluir el modelo educativo para poder integrar del modo más eficiente posible a toda esa masa de niños ávidos por conocer y aprender.

¿Cuáles son las habilidades que nuestros hijos deben adquirir para adaptarse correctamente a las nuevas exigencias de una sociedad tan versátil? Básicamente las resumiría en las siguientes:

  • Habilidades de innovación y creatividad que permitan a los niños identificar soluciones a través de un pensamiento crítico y analítico.
  • Habilidades tecnológicas que incluyan la programación como un lenguaje tan necesario como lo son los idiomas que los niños aprenden y que los padres vemos con muy buenos ojos. Del mismo modo que aprenden inglés, francés, chino y otros idiomas para comunicarse con otras personas, nuestros hijos deberían aprender los idiomas de las máquinas, el software y otros entornos para poder comprender mejor cómo operan y cómo establecer un diálogo capaz de integrar dos mundos condenados a entenderse.
  • Habilidades interpersonales, ética y moral entre las que se incluyen la inteligencia emocional, la empatía, la cooperación y la conciencia social. En este ámbito también cabe mencionar el respeto por el medio ambiente, la naturaleza así como el interés por la sostenibilidad en su sentido más amplio.

Por otra parte, en un mundo que tiende al pensamiento único, se hace necesario adoptar un enfoque que permita a las futuras generaciones asimilar conceptos como el de diversidad. La diversidad cultural y diversidad de pensamiento son aspectos que bien merecen un tratamiento especial ya que representan todo aquello que nos convierte en seres únicos y especiales.


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Debemos cambiar el modo en el que se enseña.

Las primeras escuelas surgieron durante la época de la Revolución Industrial y su objetivo era formar a los futuros trabajadores de una incipiente industria que necesitaba de perfiles cualificados para desarrollar una nueva forma de entender la economía a gran escala.

En cambio, y a pesar de que nuestra sociedad ha evolucionado mucho desde entonces, todavía resulta revelador comprobar cómo el sistema educativo ha cambiado más bien poco sus métodos de enseñanza. Excepto algún lavado de imagen bastante escueto, en la actualidad comprobamos cómo los estudiantes se sitúan en torno a la figura de un “maestro” que es quien ejerce el papel de fuente de sabiduría que imparte un contenido que los alumnos deben memorizar, incluso aunque, como sucede en muchos casos, se trate de un contenido poco útil para su desarrollo futuro.

El modelo educativo no debe ser un proveedor de contenido, sino un facilitador de recursos capaz de guiar a los alumnos hacia un conocimiento basado en la comprensión de un entorno que, nos guste o no, vive inexorablemente a expensas de la digitalización y la tecnología.

A mi juicio, algunos de los facilitadores más representativos de este nuevo modelo de enseñanza son:

  • Aprendizaje personalizado, basado en el ritmo y capacidad para asimilar de cada alumno. De ese modo, el proceso es mucho más flexible y efectivo ya que se adapta a las características y necesidades de cada estudiante.
  • Aprendizaje colaborativo, basado en proyectos y en la identificación de soluciones para los problemas, un modelo mucho más adaptado a las exigencias de la sociedad y la economía del siglo XXI.
  • Aprendizaje selectivo, capaz de sintetizar y hacer foco en elementos realmente relevantes. En la actualidad, y ante el bombardeo constante al que se someten las personas en una sociedad como la actual, la capacidad de atención es muy reducida. Hay que suministrar conocimiento en pequeñas dosis y, por tanto, se debe educar teniendo en cuenta la “memoria de pez” que persiste en nuestros días.
  • Aprendizaje inmersivo. Las nuevas tecnologías, la realidad virtual y realidad aumentada son instrumentos más que recomendables para transmitir conocimiento a través de experiencias únicas que permiten sumergir al estudiante en las diferentes materias a impartir de un modo excitante y atractivo.

En definitiva, necesitamos de un cambio de enfoque por parte de quienes lideran el ámbito educativo para poder adaptarnos a las necesidades de un mundo que está evolucionando de un modo radical hacia entornos desconocidos que requieren de un profundo conocimiento de las nuevas tecnologías o las habilidades sociales, entre otras, para educar a personas más innovadoras y creativas capaces de instaurar las bases de la sociedad del futuro.


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Juan Carlos Navarro

Fundador de la consultora de marketing MarketinLife lleva 14 años proporcionando servicios de consultoría tanto a nivel nacional como internacional. Interesado siempre en el intercambio de bienes y servicios de alto valor añadido, acumula más de 20 años de experiencia en el sector de Nuevas Tecnologías trabajando con grandes empresas y marcas ayudando en sus procesos de transformación digital.
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