Moda y Complementos

Una década bajo las estrellas: Nicolas Ghesquière y el renacer emocional de Louis Vuitton

Con la nueva colección otoño-invierno 2024 para mujer, con Nicolas Ghesquière celebramos el poder transformador de la moda, su capacidad para conectar con nuestras emociones más profundas, para contarnos historias que, aunque tejidas en tela, son tan reales y palpables como nuestros propios sueños y anhelos.

En una noche donde el tiempo parecía detenerse bajo el manto de un cielo artificialmente estrellado, Nicolas Ghesquière celebró un hito que trasciende la mera conmemoración de una década; fue una verdadera odisea de emociones, creatividad y evolución estilística. En ese mismo escenario sacralizado de la moda, la Cour Carrée del Louvre, Ghesquière nos condujo a través de un viaje sensorial y emotivo con su desfile Otoño-Invierno 2024 para mujer de Louis Vuitton.

Bajo la mirada atenta de globos luminiscentes que evocaban constelaciones lejanas, las modelos se convirtieron en narradoras de una saga que ha entrelazado diez años de pasión, de búsqueda incansable de la belleza y de reinvención constante. Esta colección, más que un compendio de prendas, fue una cartografía del alma de Ghesquière, un diálogo entre su introspección y su vasta imaginación. Cada paso en la pasarela fue un compás en el tiempo, una huella que marcó tanto la retrospectiva de una década prodigiosa como la exploración de futuros por descubrir.

Louis Vuitton colección mujer otoño invierno 2024
Fotografía © ARR

El viaje creativo de Ghesquière no ha sido solitario; ha sido guiado por una Estrella Polar estilística, esa brújula interna que lo impulsa a seguir explorando, a no conformarse, a reinventar el lenguaje visual de Louis Vuitton cada temporada. Esta colección fue un testimonio de esa búsqueda, una estratificación de recuerdos, emociones y referencias que se entretejen para trazar un nuevo amanecer, no solo para la Maison sino para la moda misma.

El espectáculo fue un ballet de contrastes y armonías, jugando con el blanco y el negro, el plata y el bronce, y destellos de colores que irrumpían como rayos de luz a través de la oscuridad. La maestría artesanal de Louis Vuitton se reveló una vez más en cada detalle, desde la delicadeza de los bordados hasta la exquisitez de los artículos de cuero, pasando por materiales que reflejaban la luz y suaves pieles que se adherían a la silueta femenina, definiendo una nueva arquitectura del vestir.

Las modelos, con ojos velados por máscaras y manos enfundadas en guantes, parecían avanzar hacia un futuro imaginado, un mañana que Ghesquière ya había comenzado a diseñar. Y en este futuro, el pasado no fue olvidado; resonó con fuerza en un vestido que reimaginaba el icónico estampado Monogram en una silueta contemporánea, cada bolso presentado no solo como un objeto de deseo sino como un símbolo de innovación.

El ambiente fue inmersivo, gracias a la colaboración artística de Philippe Parreno y James Chinlund en la creación de un espacio que trascendía lo físico para sumergirnos en una experiencia sensorial completada por la magistral composición sonora de Nicolas Becker.


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Esa noche, Louis Vuitton no solo celebró diez años de la visión de Nicolas Ghesquière; celebramos el poder transformador de la moda, su capacidad para conectar con nuestras emociones más profundas, para contarnos historias que, aunque tejidas en tela, son tan reales y palpables como nuestros propios sueños y anhelos. En la Cour Carrée del Louvre, bajo ese cielo estrellado, todos fuimos parte de esa historia, testigos de un legado que seguirá desafiando los límites de la imaginación y del corazón.


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Ana Martínez

Apasionada de la moda, los viajes y de un estilo de vida equilibrado y sostenible me encanta disfrutar de todo lo bueno que proporcionan las experiencias de alto valor añadido.

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