En el pulso vibrante del emblemático barrio de Salamanca, Madrid, emerge Kabuki Madrid, la joya más reciente de Grupo Kabuki, una propuesta gastronómica que vuelve a lo esencial, donde la sencillez se alza como la forma más pura del lujo. Al traspasar las puertas del número 38 de la calle Lagasca, se descubre un santuario donde los productos de excepcional calidad y un diseño que habla el lenguaje de la elegancia minimalista son los verdaderos protagonistas. En Kabuki Madrid, no hay lugar para lo superfluo; cada elemento, cada plato, cuenta su propia historia, una narrativa cautivadora de pasión por la gastronomía y respeto por la autenticidad.
Esta apertura, sin duda una de las más destacadas de la temporada, representa un homenaje a la belleza de lo genuino, un espacio donde el arte culinario se despoja de toda pretensión para celebrar el sabor en su expresión más verdadera. Kabuki Madrid no solo promete ser un destino para los amantes de la buena mesa, sino un viaje sensorial que reconecta al comensal con la esencia misma de la cocina, en un entorno donde cada detalle, desde el ambiente hasta la presentación de los platos, está pensado para encantar, sorprender y, sobre todo, para enamorar.
Al timón de la experiencia culinaria en Kabuki Madrid, se encuentra una figura cuya pasión y maestría han dejado una huella indeleble en el mundo de la gastronomía: el chef mexicano Alejandro Durán. Reconocido como un visionario en el arte de la cocina fusión, Durán es un mago de las técnicas japonesas, una habilidad que ha cultivado y perfeccionado desde que se unió al equipo de Grupo Kabuki en 2013. Su trayectoria no solo habla de su compromiso con la excelencia y la innovación, sino que también narra una historia de amor y respeto por los ingredientes, por las culturas que se entretejen en cada plato, y por el deseo de llevar a los comensales en un viaje gastronómico que trasciende fronteras.
La presencia de Durán al frente de Kabuki Madrid es una promesa de experiencias culinarias inolvidables, donde cada creación es un testimonio de su audacia creativa y su profundo conocimiento de la cocina japonesa. En sus manos, los sabores se transforman en poesía comestible, invitando a los visitantes a explorar horizontes desconocidos y a sumergirse en un mundo donde la comida se convierte en un puente entre culturas. Con Alejandro Durán guiando esta aventura culinaria, Kabuki Madrid no es solo un restaurante, sino un escenario donde la magia sucede, donde la cocina fusión alcanza nuevas cotas de expresión y donde cada plato es una celebración de la diversidad del sabor.
Cocinero profesional desde los 18 años, Durán ha trabajado en importantes restaurantes, incluyendo algunos con estrella Michelin como Ampudia, MB de Martín Berasategui, Azurmendi del chef Eneko Atxa o Arrop de Ricard Camarena, y ha recorrido el mundo en búsqueda de nuevos ingredientes y sabores para sus creaciones. En este camino le acompañan Víctor Riego, Director de Operaciones de Grupo Kabuki, la Head Sommelier Silvia Ortuñez y Julián Gómez como Head Bartender.
Su propuesta se caracteriza por el uso de materias primas de altura para mantener los sabores y la autenticidad de los pescados, así como el uso de las técnicas más puras para trabajarlos, en especial los cortes, su precisión y el respeto a la estructura orgánica de los alimentos. La carta presume sin disimulo de un pescado excepcional. Imprescindibles son su tataki de lubina con mostaza japonesa, cebolleta, wakame y piñones, el nigiri de cigala con grasa de jamón ‘Joselito’ y salsa nikiri y la degustación de atún, selección de sus tres diferentes cortes.
Aquí, los platos minimalistas, que honran la sencillez y la pureza, como el Daikon Nishine, un rábano cocido hasta alcanzar la perfección sin una gota de agua, o el Age dashi tofu, un clásico reconfortante, se sitúan junto a creaciones más audaces que desafían los límites de la cocina fusion.
La destreza del chef Durán brilla especialmente en platos que requieren una paciencia y precisión extraordinarias, como la castañeta de wagyu, cocida a baja temperatura durante 72 horas, y servida con una suave parmentier, miso y un toque de teriyaki, ofreciendo una experiencia gustativa que es pura alquimia. Pero es en la fusión donde el corazón del chef palpita con mayor fuerza: desde el futomaki de cochinita pibil, una interpretación sorprendente de un clásico yucateco, hasta el aguachile de cenizas y pulpo, donde el aguacate sunomono aporta una frescura sublime, cada plato es una celebración de la riqueza culinaria de dos mundos.
El senbei de tartar de toro con salsa pastor, el nigiri de calamar bañado en salsa chipotle, y el roll de papada de cerdo envuelto en una salsa de chiles Tatemados, son testimonios del ingenio y la pasión de Durán por explorar nuevas dimensiones de sabor. Kabuki Madrid invita a los comensales a embarcarse en un viaje donde cada bocado es un descubrimiento, una fusión perfecta de la meticulosidad japonesa y el vibrante espíritu de México.
El chef Alejandro Durán demuestra una ejecución impecable del estilo robatayaki, una de las técnicas gastronómicas más aclamadas, resumida en fuego en parrilla de carbón. Su sakana kume niniku, pescado blanco con salsa cítrica, o el wagyu japonés de la región de Miyazaki, de grado A6, el más preciado, son sencillamente extraodinarios. El homenaje a la cocina popular madrileña está presente con los yakitoris de callos de wagyu, de oreja de cerdo o de mollejas de cordero, el bocata de calamares, de corte fino con emulsion de ajo negro y migas de pan y el tartar de atún y huevos rotos.
Para aquellos que prefieren opciones vegetarianas, el restaurante también ofrece numerosas opciones de verduras. En la parte dulce tienes que probar los clásicos mochis Kabuki, realizados de forma artesanal, la sopa de mango y jengibre con fruta fresca, helado de coco y dacquoise de coco o el brioche hojaldrado con chocolate guanaja 70%, azúcar de té matcha y un sorbete de coco y yuzu.
La barra de sushi más sensacional de Madrid
Para aquellos que consideran la barra de un restaurante no solo un lugar para comer, sino un escenario donde se despliega el arte culinario en su máxima expresión, Kabuki Madrid llega como un regalo a sus sentidos. Con apenas seis asientos, este espacio íntimo promete ser el cenáculo de una experiencia gastronómica sin par, donde la proximidad no es solo física, sino emocional. En este número perfectamente calculado para la excelencia, cada comensal se convierte en testigo privilegiado de la destreza y meticulosidad con que el equipo de sushimen, verdaderos artistas de la cocina, dan vida a cada plato.
Este es un lugar donde la magia ocurre ante tus ojos, transformando la experiencia de comer en una verdadera ceremonia. En Kabuki Madrid, la barra se erige como el punto de encuentro entre la pasión por la gastronomía y el deseo de compartir esa pasión de manera cercana y personal. Aquí, cada bocado se convierte en una narrativa de sabores, texturas y colores, cuidadosamente orquestados para sorprender, deleitar y, sobre todo, para crear una conexión profunda y memorable con cada comensal. En esta exclusiva barra, la comida trasciende lo ordinario para convertirse en un diálogo entre chef y comensal, una experiencia única e irrepetible.
La veneración al arroz de sushi, shari en japonés, es emblemático en Kabuki Madrid, donde se trabaja con la receta y proceso de elaboración del chef del mítico restaurante Tokyo Taro, Masao Kikuchi. La característica más reseñable es que el shari es más sabroso que el elaborado por la mayoría de cocineros nipones y se adapta mejor al gusto occidental. No obstante, en Japón hay ejemplos notables de esta línea de elaboración, siendo el más destacado el del famoso chef Sukiyabashi Jiro en Tokio.
Podemos apreciar una visión del recetario nipón armonizado con destellos de I+D+i, logrando el equilibrio perfecto entre el color, la textura y el umami. En su amplia propuesta de sushi y sashimi no pueden faltar grandes clásicos de la Cocina Kabuki como el nigiri de huevo frito de codorniz con paté de trufa blanca, el usuzukuri de pa amb tomaquet, el de mojo verde canario y papa o una nueva incorporación, el nigiri de vaca marinada en toki, salsa macha y unas gotas del preciado whisky japonés Hibiki.
Maridajes para realzar sabores
Kabuki siempre ha entendido que el vino no es solo un acompañamiento para la comida, sino una pieza clave en la creación de una experiencia gastronómica sublime. En Kabuki Madrid, esta filosofía se eleva a nuevas alturas con una bodega impresionante, custodiada con pasión y conocimiento por Silvia Ortúñez, la sumiller del restaurante. Con más de seiscientas referencias cuidadosamente seleccionadas, la bodega es un homenaje a la diversidad y riqueza del mundo vitivinícola, abarcando desde las regiones más reconocidas hasta joyas ocultas, con una especial atención en la exquisita selección de Champagne, Riesling y Sake. Este tesoro líquido promete la perfecta sinfonía de sabores, realzando con maestría la frescura y sutileza de la cocina de Kabuki para envolver a los comensales en una experiencia sin par.
Pero la aventura de maridaje en Kabuki Madrid trasciende las fronteras del vino y el sake. Aquí, la experiencia se enriquece con la inclusión de tés, principalmente japoneses y chinos, cervezas artesanales y cócteles diseñados para complementar y elevar cada plato. Esta amplia oferta refleja un compromiso inquebrantable con el arte del maridaje, una búsqueda incansable por la armonía perfecta que convierte cada comida en Kabuki Madrid en un viaje sensorial inolvidable. La cuidadosa selección de bebidas, en manos de Ortúñez, es una invitación a explorar, a descubrir y a celebrar la riqueza de sabores y culturas, en un entorno donde cada detalle ha sido pensado para cautivar y encantar.
Kikubari, el bar de Kabuki Madrid, nuevo place to be de la capital
Entre las joyas que Kabuki Madrid presenta al abrir sus puertas, destaca Kikubari, el espectacular bar que promete convertirse en el corazón palpitante de la noche madrileña. Bajo la tutela del joven y prodigioso Bartender Julián Gómez, Kikubari emerge como un exquisito santuario dedicado al arte de la coctelería. Aquí, la tradición y la innovación se fusionan en cada cóctel, en cada bocado, creando un espacio donde los sabores clásicos de nigiris y makis conviven armoniosamente con una selección de tapas japonesas que llevan el inconfundible sello de Kabuki.
Con un horario que se extiende desde las 13:00 hasta la 01:00 de la madrugada de martes a jueves, y hasta las 02:00 los viernes y sábados, Kikubari se presenta como el destino ideal para aquellos en busca de una experiencia gastronómica y nocturna sin igual. No es solo un lugar para comer y beber, sino un refugio donde cada momento está impregnado de una atención meticulosa al detalle, desde el ambiente hasta la presentación de los platos y cócteles. En este templo de la coctelería, Julián Gómez y su equipo invitan a los visitantes a sumergirse en una celebración de sabores, en un ambiente donde la pasión por la hospitalidad y la excelencia en el servicio se respira en cada rincón. Kikubari no es simplemente una novedad en Kabuki Madrid; es una promesa de momentos inolvidables, de encuentros y de memorias que perdurarán en el tiempo.
A su oferta de coctelería clásica se unen el sake, el umeshu, los whisky japoneses, el té matcha, el gengibre, el yuzu y otros ingredientes. Los productos nipones protagonizan las creaciones más novedosas. Kikubari está llamado a ser el nuevo place to be de la capital madrileña. Un emplazamiento desenfadado, glamouroso y con mucha vida para los que sólo quieren picotear, tomar una copa durante su shopping por la zona o un afterwork con alma Kabuki.
Diseño sofisticado, elegante y minimalista
Maurice Sáinz de MS Design, arquitecto que ha diseñado todos los restaurantes del grupo, ha sido el encargado de diseñar Kabuki Madrid consiguiendo un espacio sofisticado, elegante y minimalista de 500m², con capacidad total para 98 comensales, incluyendo la terraza de próxima apertura, creando un ambiente acogedor, sobrio y muy emocional donde predominan los tonos negros y el color caldera.
El restaurante se divide en dos amplias zonas diferenciadas, cada una de ellas con su propia personalidad. La zona de bar cuenta con una gran barra de coctelería que se convierte en un elemento protagonista y es, a la vez, funcional, pues ayuda a dividir y delimitar el bar de la sala. Gran importancia cobra el techo de esta zona que consigue un efecto óptico muy interesante con triángulos de espejo retroiluminados con tiras de led.
Además, el bar cuenta con unas espectaculares mesas redondas de granito negro absoluto pulidas. MS Design ha jugado creando estos dos entornos únicos a través de la textura y el color, unidos por una moqueta en color caldera de Cotlin. Al igual que en el bar, la sala cuenta con otro cilindro aplacado de losetas porcelánicas tubulares y espejos que aportan una sensación de amplitud.
Dilight se ha encargado de la iluminación, generando un delicado juego de contrastes y acentos lumínicos, con temperaturas de luz cálidas y bien reguladas, que potencian la practicidad del restaurante, como la iluminación de las barras y los planos de trabajo de los chefs y camareros, así como de las mesas, la bodega, el botellero, etc. Han sabido resaltar los juegos de volúmenes, texturas y todos los materiales del interiorismo de Kabuki Madrid como los tonos grises de la piedra, las vetas de la madera o el latón martilleado con luminarias técnicas y con piezas icónicas de la iluminación decorativa de firmas como Flos, Tom Dixon o Santa&Cole.
También se ha potenciado el confort acústico, creando una envolvente de aislamiento reduciendo al máximo la propagación de ruido. Se han utilizado materiales absorventes en techo, suelo y mobiliario. Las piezas suspendidas y ondulantes sobre la sala, a priori ornamentales, están diseñadas y fabricadas a medida con materiales acústicos que junto a la ubicación de los altavoces Genelec, hacen que el cliente pueda disfrutar de una música ambiental de calidad y conversar cómodamente respetando su privacidad.
