Ben Affleck vuelve a la dirección para convertir uno de los acontecimientos de marketing deportivo más relevantes de la historia del deporte en una obra cargada de emoción, frescura y grandes dosis de inspiración.
La película se centra en la división Nike Basketball del año 1984, un área de negocio con grandes carencias en materia de presupuesto y un bajo posicionamiento de mercado. La trama narra los esfuerzos del cazatalentos Sonny Vaccaro (Matt Damon), para reclutar al prometedor jugador estrella Michael Jordan en un momento en el que se vislumbra todo el potencial de este fantástico jugador de baloncesto pero que todavía no representa ninguna realidad.
Air nos sumerge de lleno en 1984, una atmósfera de nostalgia en la que vemos representados numerosos iconos de una época en la que todavía había mucho que explorar en el ámbito de los negocios y en la que casos como el de Jordan representaban un verdadero reto repleto de obstáculos, desafíos y, sobre todo, creatividad.
Esa lucha con Converse y adidas, ese ambiente en las largas reuniones de negocios, esas noches sin dormir pensando en el mejor modo de crear una relación comercial única y desafiante. Todo esto, y alguna sorpresa más, nos depara Air, un homenaje al marketing deportivo y a todas esas personas que viven inmersas en una dinámica que desgasta profundamente pero que engancha como nada en el mundo.
Y es que el posicionamiento de Nike en el baloncesto era ridículo en 1984, y ser testigos gracias al buen hacer de Ben Affleck de cómo una empresa valorada en más de mil millones de dólares sucumbe ante sus competidores en una lucha desigual marcada por la falta de recursos y presupuesto de una firma que buscaba hacerse un hueco en el baloncesto a base de colaborar con deportistas que no aportaban mucho valor de marca pero que encajaban con las capacidades de la compañía.
Es el propio Ben Affleck quien asume el papel de Philip Knight, CEO de Nike, y es quien tensa la cuerda con Vaccaro, su ejecutivo más valioso de la división de baloncesto de la marca y con quien debate acaloradamente sobre la conveniencia o no de ir a por el pez más grande del acuario en lugar de conformarse con varias piezas que no representan el atractivo que necesita la marca para impulsar su negocio en un deporte que vaya más allá del running.
A los dos grandes protagonistas de la película, con el permiso de Jordan, les acompaña un equipo de personas como Rob Strasser (Jason Bateman), el excéntrico Pete Moore (Matthew Maher) y el cómico Howard White (Chris Tucker), para entre todos conformar una mezcla de personalidades que captan casi de inmediato nuestra atención como espectadores y hacia los que de algún modo sentimos una especial poder de atracción por hacernos complices de una operación de marketing realmente inspiradora desde un punto de vista de negocio.
Air no es una película biográfica sobre Michael Jordan, es una película biográfica sobre la conocida silueta “jumpman” que acompaña a cada par de zapatillas Air Jordan que Jordan y Nike hicieron tan popular. Es una historia de cómo el diseño, el marketing y el mundo de los negocios van de la mano para transformar un jugador de baloncesto relativamente desconocido pero con proyección en un ícono mundial.
Pero el verdadero atractivo de Air es su guión. Escrito por Alex Convery tiene buen ritmo y es bastante preciso, lo que aporta un gran dinamismo a una película se asemeja a una miniserie sobre la carrera y el legado de Michael Jordan. A pesar de presentar mucha jerga relacionada con los negocios y los deportes, la trama es lo suficientemente sencilla como para que una amplia audiencia la disfrute. El punto fuerte más importante del guión es la representación de las relaciones entre Vaccaro, el agente de Jordan, David Falk (Chris Messina), y la madre de Jordan, Deloris (Viola Davis). Falk representa un obstáculo para Vaccaro, dando la primera idea de los sentimientos negativos de Jordan hacia Nike. A partir de ahí, la interpretación de Damon de Vaccaro como hombre común contrasta de una forma brillante con la de un agente deportivo malhablado y despiadado con el que sin embargo sentimos un especial acercamiento cuando somos testigos de sus inteligentes diálogos con el propio Vaccaro.
La película cuenta con varios momentos memorables que no vamos a revelar en esta crítica, pero que desde luego representan el espíritu con el que se dio forma a un acuerdo comercial que sin duda no sólo ha sentado precedentes sino que aún hoy en día es un ejemplo de cómo se trabajaba en una época única e irrepetible, nostálgica y endiablada. La magia y la convicción fueron las piezas clave sobre las que se asentó el mejor ejemplo de que el deporte representa unos valores con los que tomar conciencia de la necesidad de afrontar la vida con ilusión y esperanza.
Air es una película ligera y de buen ritmo que hace que dos horas pasen volando. Frases ingeniosas y diálogos cargados de honestidad y sinceridad nos convierten en testigos de excepción de un acontecimiento calificado por el propio Vaccaro como “…jodidamente fantástico”.
GenexiGente opina sobre Air
Valoración de GenexiGente - 7.5
7.5
Air es una película de buen ritmo que hace que dos horas pasen volando. Frases ingeniosas y diálogos cargados de honestidad y sinceridad nos convierten en testigos de excepción de un acontecimiento calificado por el propio Vaccaro como «…jodidamente fantástico».
