Nadie duda de que Barbie, dirigida por Greta Gerwig y coescrita por la propia Gerwig y su socio Noah Baumbach, está rompiendo récords de taquilla este verano. Esta película es una impresionante montaña rusa de color y algodón de azúcar. Es desordenada y rara y, contra viento y marea, logra mantener a flote una trama argumental que a priori suena bastante superficial. Puede que sea una gran producción de estudio cinematográfico, pero Greta Gerwig no es una marioneta; esta es su película de principio a fin.
Barbie comienza con un anuncio que muestra a niñas pequeñas jugando con sus Barbies. “¿No es genial?”, nos pregunta Mattel. Repasan la historia de Barbie y cómo evolucionó de la Barbie estereotipada de cabello rubio y ojos azules a ser más diversa e inclusiva. Barbie puede hacer cualquier cosa, dice Mattel, ¡igual que tú! Venden el empoderamiento femenino, prometiendo niñas al mundo.
Barbieland existe como un universo paralelo al mundo real con todo al revés. En Barbieland, las mujeres gobiernan. Son médicos, abogados y ganadoras del premio Nobel. Issa Rae interpreta a la presidenta Barbie, quien tiene el gratificante privilegio de dejar caer la única bomba en la película. Las mujeres son veneradas; su inteligencia nunca es cuestionada. Llegan a ser fabulosas, usan destellos y dirigen el mundo. Puede ser perfecto, pero ¿es real?
Barbieworld, por supuesto, se destaca por el diseño del escenario, cuya calidad no se puede subestimar. Sarah Greenwood y Katie Spencer, han sido diseñadora de producción y escenógrafa respectivamente. Los decorados son artificiales pero identificables, en un mundo que resulta falso y realista a la vez. Todo se siente teatral en Barbieland, y este escenario sonoro recuerda de una forma deliberada la vitalidad de los musicales Technicolor de las décadas de 1940 y 1950.
Los Ken están ahí, pero existen para adorar a sus respectivas Barbies. En una inteligente subversión del mito de la creación, Ken existe solo como una extensión de Barbie.
Todo el mundo tiene que crecer en algún momento.
El verdadero problema comienza cuando la Barbie estereotipada, interpretada con infinito encanto y calidez por Margot Robbie, comienza a sentir cosas. Comienza a contemplar su propia existencia, teniendo pensamientos obsesivos de muerte. Como explica la extraña Barbie (Kate McKinnon), llamada así porque se jugó con ella demasiado fuerte y luce un corte de pelo irregular y un rotulador en toda la cara, la niña que juega con Barbie está teniendo una crisis y es crisis está llegando a Barbieland. Barbie debe viajar al mundo real para arreglar las cosas con la niña que juega con ella para que todo pueda volver a la normalidad. Barbie debe elegir: tomar el tacón alto o la sandalia.
Barbie entra entonces en mundo real de Venice Beach, California, con su Ken (Ryan Gosling) a cuestas, y ambos se dan cuenta de la terrible verdad: el mundo real apesta. En ese mundo, Barbie es solo una idea que se les vende a las chicas para hacerles creer que pueden hacer cualquier cosa, pero la realidad es mucho más complicada que eso. Ken, por su parte, descubre la masculinidad que impera en el mundo real y, después de una eternidad de sentir que no es lo suficientemente bueno, regresa a casa para liderar un motín en Barbieland.
Barbie ha vivido toda su existencia en una utopía donde cada día es el mejor día. En muchos sentidos, es solo una niña que experimenta la gama completa de emociones humanas por primera vez. Barbie y Ken son una especie de Adán y Eva, expulsados del Jardín del Edén para experimentar lo que significa ser verdaderamente humano, ser consciente.
Margot Robbie brilla con luz propia y disfruta cada momento del papel que se le ha asignado en la película. Las fortalezas de Robbie radican en lo agradable que es, en cómo es prácticamente imposible odiarla. El Ken de Ryan Gosling también es digno de elogio: no tiene miedo de burlarse de sí mismo, de ser tonto o incluso patético. El talento cómico de Gosling realmente hace acto de presencia en Barbie, y sus habilidades para cantar y bailar se utilizan mucho mejor que en La La Land.
La película es tanto una celebración de las cosas que amamos en nuestra infancia como una crítica de las interminables mentiras que las grandes corporaciones intentan vendernos. Es un milagro que Gerwig se saliera con la suya con algunas de las críticas más obvias a Mattel, los propietarios de propiedad intelectual de Barbie, y aunque Barbie no es de ninguna manera una acusación mordaz del consumismo, está claro que a Gerwig se le dio más libertad creativa de lo que la gente podría haber esperado.
Barbie ofrece lo que todos esperábamos, ni más ni menos. Todo un compendio de estereotipos y comportamientos dignos de una sociedad que en ocasiones no conoce el límite de sus propias insinuaciones por muy absurdas que éstas sean. Entretenimiento y diversión en una comedia visualmente deslumbrante.
GenexiGente opina sobre Barbie
Valoración de GenexiGente - 6
6
Barbie ofrece lo que todos esperábamos, ni más ni menos. Entretenimiento y diversión en una comedia visualmente deslumbrante.
