El Bugatti Bolide es un pura sangre intransigente que combina el icónico W16 y notables técnicas de aligeramiento para una experiencia de conducción en pista como ninguna otra. Sin embargo, para el rendimiento del Bolide es fundamental la tecnología detrás de su capacidad para controlar su velocidad cuando sea necesario: el sistema de frenos de carbono-carbono más grande jamás producido por Brembo.
Diseñado para ofrecer una conducción incomparable, el Bugatti Bolide1 siempre iba a ser una aplicación extrema que exigía un sistema de frenos de un nombre sinónimo de máximo rendimiento. Al principio del proceso de diseño, Bugatti encargó al fabricante italiano Brembo la creación de un sistema que fuera un testimonio de la naturaleza intransigente del automóvil.
Desde los datos iniciales hasta las pruebas de dinamómetro y el análisis en pista, los ingenieros de carreras de Brembo trabajaron en estrecha colaboración con Bugatti para afrontar los desafíos asociados con la creación de un sistema de frenos completamente único en su diseño y nivel de rendimiento. El resultado, tras dos años de exigentes pruebas y desarrollo, es un sistema carbono-carbono que está a la par de la tecnología que se utiliza en LMh/LMDh y en las máquinas de Fórmula 1.
El poder de frenado generado por el Bolide es único en su clase. Sus frenos delanteros hechos a medida son los frenos de carbono-carbono más grandes jamás fabricados e incorporan dos pinzas monobloque de ocho pistones, ambas equipadas con cuatro pastillas de alto rendimiento de 25 mm, y unos notables discos de carbono de 390×37,5 mm. Las pinzas están mecanizadas en aleación de aluminio y recubiertas de níquel.
En la parte trasera, dos pinzas monobloque de seis pistones, a imagen de las delanteras, con cuatro pastillas de alto rendimiento, aunque ligeramente más delgadas, con 24,5 mm. Complementando las pinzas traseras se encuentran unos enormes discos de carbono de 390×34 mm. Si bien no es tan grande como sus homólogos delanteros, las especificaciones del sistema de freno trasero coinciden con las de la clase de carreras LMDh, lo que ejemplifica la decidida ambición de Bugatti de ofrecer un rendimiento inigualable en la pista.
Esta elección permitió, ante todo, al equipo de ingeniería reducir drásticamente el peso total del sistema: cada disco del Bolide pesa notablemente sólo 3.175 kg. Pero también garantizó que el sistema de frenos ofreciera una conductividad térmica excepcional para una disipación de calor superior durante escenarios de frenado intenso, evitando el desvanecimiento de los frenos y, en última instancia, ofreciendo a los propietarios de Bolide un rendimiento constante incluso en condiciones extremas.
Sin embargo, el sistema de frenos del Bolide no se trata sólo de pinzas, pastillas y discos; es una combinación armoniosa de precisión de ingeniería. Un enfoque holístico garantizó que todos los componentes funcionaran como uno solo. Esto incluyó cilindros maestros hechos a medida y fluidos especialmente formulados que refinan aún más la dinámica del Bolide.
Al diseñar un hiperdeportivo que se inspira en la cúspide del automovilismo, la capacidad de ofrecer consistentemente un rendimiento excepcional en todas las situaciones de la pista es muy importante. En línea con esta ambición, los ingenieros de Brembo desempeñaron un papel integral en la escultura del conducto de aire de frenos del Bolide, colaborando con Bugatti para adaptar con precisión el flujo de aire a las necesidades de su sistema de frenos de vanguardia.
La cooperación de Bugatti con Brembo mejoró enormemente la refrigeración del sistema de frenos. Este desarrollo estratégico fue vital, considerando la energía y el torque desatado por el Bugatti W16, especialmente hacia las ruedas delanteras, durante las rigurosas sesiones en pista. Para solucionar este problema, entre el 85 y el 90 % del flujo de aire se dirige a los discos y pastillas, y una porción más pequeña llega a las pinzas.
Desde las sesiones inaugurales de dinámica de fluidos computacional (CFD) del proyecto Bolide en 2022, el equipo se embarcó en un viaje de desarrollo y prueba del sistema de frenos, asegurándose de que pueda soportar las emocionantes velocidades del Bolide en la pista. Durante un período de dos años, los datos obtenidos de simulaciones, sesiones de dinamómetro y análisis exhaustivos realizados en pistas de carreras se canalizaron sistemáticamente a los ingenieros de Brembo.
Más allá de lo común, la evaluación examinó posibles escenarios de mal uso en los que el control de tracción interviene con mayor frecuencia. Implicaba un examen profundo del modo “mojado” del Bolide, diseñado para preparar el hiperdeportivo exclusivo para pista para el uso de neumáticos de lluvia en condiciones de conducción difíciles. Este perfil de conducción realiza ajustes precisos en el sistema de control, mejorando la adaptabilidad en superficies resbaladizas al inducir subviraje y activa una luz de lluvia distintiva que recuerda a las dinámicas luces rojas que se ven en la Fórmula 1.
Este circuito de retroalimentación no solo permitió al equipo del proyecto ajustar el rendimiento del sistema de frenos, sino también garantizar que el Bolide no tenga rival en todos los aspectos, prosperando en diversas condiciones climáticas sin poner en peligro la seguridad.
