La pieza de época de Christopher Nolan sobre el destructor de mundos J. Robert Oppenheimer probablemente no te hará reír, pero podría hacerte llorar, y es casi seguro que te dejará en un silencio sepulcral. El renombrado cineasta británico-estadounidense capturó la esencia misma del famoso discurso de Oppenheimer y lo usó para narrar la historia de posiblemente el momento más transformador del siglo XX: el desarrollo de la primera bomba atómica. Al hacerlo, ha realizado un éxito de taquilla de verano estelar de 100 millones de dólares que es capaz de dejarnos sin aliento, no solo por los efectos visuales, el uso del primer material IMAX en blanco y negro o las explosiones reales.
Una interpretación sobrecogedora
Cillian Murphy está encerrado en el centro de la pantalla durante gran parte de las 3 horas de duración de la película. Su presencia se transforma a medida que lo hace el peso de las contribuciones científicas de su personaje y el ritmo de sus diálogos se ralentiza a medida que atraviesa una serie de eventos traumáticos. La suya es una actuación para recordar, una clase magistral en las microexpresiones que la película captura mejor que cualquier otro medio.
El ojo se siente naturalmente atraído tanto por el carisma excepcionalmente reservado de la interpretación de Murphy como por los métodos a través de los cuales Nolan y el director de fotografía Hoyte van Hoytema (Dunkirk) enfatizan la presencia del personaje. Es realmente notable cómo lo más extraordinario de esta película de mega presupuesto no es una secuencia de acción espectacular o una toma larga meticulosamente planificada, sino el rostro humano.
Una película oscura que atrapa al espectador
Gran parte de la película se filma en la oscuridad de la noche, por ejemplo, lo que llama la atención sobre cómo Oppenheimer ilumina casi en negro de una manera que no habíamos visto antes. Es un trabajo verdaderamente asombroso que resalta los detalles en las escenas requeridas y ayuda a expresar mejor los colores que están presentes. Quizás lo más importante es que requiere que veas la película en su entorno principal, el cine. Intentar obtener la misma experiencia en casa, incluso con una versión 4K de la película, será simplemente imposible.
Además, hay un capítulo completo de la historia que se filma en blanco y negro. Para ello, Kodak desarrolló un tipo de material IMAX completamente nuevo y exclusivo solo para Oppenheimer, y el resultado es una de las presentaciones más nítidas y mejor definidas de cine sin color desde la era dorada de Hollywood, solo que en una definición aún más alta. La técnica dibuja la visión del mundo en blanco y negro en un sentido bastante literal, reforzando el enfoque más comprometido de Nolan con el personaje en esta película y regalando a Oppenheimer otra visión única.
Espacios claustrofóbicos para reforzar una trama oscura
Oppenheimer se desarrolla principalmente en espacios pequeños y confinados como aulas, con hasta una docena de personajes ocupando una habitación y, sin embargo, nunca se presentan en una masa en constante movimiento como en Barry Lyndon de Kubrick, ni están bloqueados para enfatizar dinámicas como La cuerda o el vértigo de Alfred Hitchcock. La cámara a menudo se coloca entre lados opuestos, con cortes cruzados para presentar información, pero rara vez Nolan deja la comodidad del nivel de los ojos.
Oppenheimer no es solo un volcado continuo de información históricamente significativa, y las actuaciones del elenco de actores plagado de caras reconocibles son muy sólidas en todos los ámbitos. Incluso más allá de los actores principales Cillian Murphy y Robert Downey Jr, están las representaciones profundamente preocupadas y vulnerables de Florence Pugh como la amante comunista del protagonista de la película, y Emily Blunt como la sabia y severa esposa de Oppenheimer. David Krumholtz ofrece una actuación excepcional como el viejo amigo de Oppenheimer, Isidor Rabi, mientras que Benny Safdie irradia la misma seriedad que algunos de sus directores.
Pero, sin embargo, es el siempre admirable Matt Damon, que interpreta al teniente general Leslie Groves, quien parece tener el impacto más significativo de todos los personajes secundarios. Su actuación como el tipo duro es quizá la más memorable de todas.
La inspiración de Christopher Nolan
Christopher Nolan ha hablado mucho acerca de que sus principales influencias son Stanley Kubrick y Ridley Scott, y Oppenheimer ciertamente tiene elementos de cada uno. Hay la misma información densa y la misma precisión quirúrgica que cabría esperar de Kubrick, y el mismo enfoque de los destinos sombríos contados a través de elencos estelares que podrías ver en las películas de Scott. Incluso comparte las mismas críticas que a menudo se dirigen a estos dos maestros: que hay una distancia, emocionalmente, en la historia que están tratando de contar.
Oppenheimer es una película que ha abierto nuevos caminos dentro de un sistema de estudio restrictivo, y lo ha hecho al mismo tiempo que reevalúa el mito estadounidense de J. Robert Oppenheimer y la bomba atómica. Es un lanzamiento de estudio de elevado presupuesto que exige ser visto en la pantalla grande, pero habla de una parte de la historia humana que difícilmente podría discutirse como digna de las salas de cine comercial. Que exista una película como esta es un milagro forjado por el arte de su director, y la profundidad de compromiso que ofrece la película es francamente incomparable en el espacio contemporáneo. Oppenheimer no es perfecto, pero es arte. Esto es sin duda, cine.
GenexiGente opina sobre Oppenheimer
Valoración GenexiGente - 8.5
8.5
El renombrado cineasta británico-estadounidense captura la esencia misma del famoso discurso de Oppenheimer y lo utiliza para narrar la historia de posiblemente el momento más transformador del siglo XX.
