Casi cuatro décadas después de que Tony Scott dirigiera una de las películas más icónicas de Hollywood, su protagonista Pete Mitchel, «Maverick» regresa a la academia Top Gun de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América.

Tom Cruise se adentra de nuevo en uno de los personajes que le lanzaron al estrellato para formar a un grupo de pilótos y convertirlos en lo que él mismo fue un día. Su misión es lanzar un ataque con misiles en una base bien protegida y todo lo que tienen que hacer es entrenarse para hacerlo en una cantidad de tiempo obscenamente baja y además disponen de sólo unas pocas semanas de entrenamiento.
Un película muy bien lograda visualmente.

Top Gun: Maverick tiene mucho que ofrecer a cualquiera que esté dispuesto a disfrutar de esta película en pantalla grande. No va a desperdiciar su dinero si elige verla en formatos como IMAX o llevar a la familia a una sesión nocturna en cines de última generación. Los primeros momentos de la película te aseguran esto, y el resto simplemente no hace más que elevar la grandiosidad de una trama que te engancha desde el primer momento.
Desde un punto visual, Maverick consigue lo que otras películas de su género no han logrado en lo que llevamos de década. Buena parte de las acrobacias de la película se grabaron en aviones reales, con pilotos reales de la USAF llevando a los actores al límite en recorridos aéreos por el oeste de los Estados Unidos. Esto te lleva a sentir cada momento, cada aceleración abrupta, cada giro y cada vuelta.

El director de la película Joseph Kosinski, rinde homenaje a las técnicas del ya desaparecido Tony Scott al colocar la cámara en el propio avión de combate, lo que hace que los cambios en el empuje y la atracción gravitacionales sean tan ineludiblemente reales. El propio director junto con el director de fotografía, Claudio Miranda, han aplicado con maestría el manual visual de la vieja escuela perdido hace mucho tiempo. Lo han leído con atención para posteriormente aplicar todos sus secretos en la gran pantalla. El cine de gran éxito no ha sido tan tangiblemente real en años, y Top Gun: Maverick es aún más importante precisamente por este motivo.

Con respecto al reparto, el nuevo elenco de reclutas de Top Gun ofrece cada uno su propio personaje para rivalizar con los originales. Miles Teller es particularmente impresionante como Rooster, el hijo de Goose, el operador de radio de Maverick en la original Top Gun. Su historia es de pérdida y trauma, y su relación con Maverick se pone a prueba constantemente a lo largo de la trama. Teller muestra una expresión de dientes apretados debajo de cada postura orgullosa, pero nunca rehuye devolver al personaje a la vulnerabilidad infantil cuando el momento lo requiere. Su rival, Hangman, es un personaje seguro de sí mismo, atractivo y arrogante, es decir, casi una forma antagónica del propio Rooster. Glen Powell interpreta al Ahorcado tan bien, con tanta seriedad, que se parece a la futura superestrella Tom Cruise en el original: si hay un momento estelar para cualquiera en Maverick, es Glen Powell.
Val Kilmer y Tom Cruise siguen acaparando la atención.

Y, sin embargo, después de treinta y seis años, son Val Kilmer y Tom Cruise quienes protagonizan uno de los momentos más relevantes de la película. Un escalofrío recorre nuestros cuerpos mientras observamos una escena cargada de nostalgia que nos traslada casi sin querer a una Top Gun original que sacudió los cimientos de toda una generación.

El paso del tiempo no se representa con mayor precisión que a través de la yuxtaposición visual de Val Kilmer como un rompecorazones joven y atlético en una toma, y el superviviente de cáncer de la vida real. Iceman es de vital importancia para la narrativa de Maverick, pero la realidades de su cáncer de garganta, muy real, se pone al frente haciendo que su presencia sea mucho más importante e impactante.
Una película para disfrutar del séptimo arte.

Top Gun: Maverick cuenta la historia de un gran hombre que regresa a sus viejos terrenos para enseñar a una nueva generación cómo hacer lo que solo él puede hacer. Lo hace tanto dentro de la narrativa de Pete Mitchell como en la forma en que el propio Cruise acepta todos los desafíos dentro y fuera de la pantalla para enseñar a sus camaradas cómo hacer buenas películas. Al hacerlo a un nivel tan monumentalmente alto, Tom Cruise nos recuerda a cada uno de nosotros exactamente de lo que es capaz el cine.
Top Gun: Maverick ofrece toda la emoción, la fuerza, la amenaza y la vulnerabilidad del Top Gun original, y lo presenta todo con un brillo atemporal similar. En un mundo de copias de copias, la película es una secuela que de alguna forma ha conseguido ser una de las más logradas.
GenexiGente opina sobre Top Gun: Maverick
Valoración GenexiGente - 8
8
Top Gun: Maverick es una película sensacional. Es grandiosa, espectacular, es sencillamente impresionante.